Hay días que nos podríamos saltar del calendario y jamás los echaríamos de menos. Son esos en los que no sabes por qué pero tienes que secarte tus lágrimas y respirar hondo, lo que siempre hacías bien, de repente, ya no sabes por dónde empezar, y ni siquiera el silencio de la noche te deja dormir.
Hay días en los que pesan los fallos, en los que el amor propio se ha fugado con otro y te deja en una absoluta desidia.
Podría pasar de ayer a mañana y sólo me daría cuenta por la hoja en blanco de la agenda.
RJ
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