Pisar la arena caliente y bañarme en el agua helada,
contar nuestras historias del otoño, invierno y primavera,
reunirnos en el séptimo cielo (como bautizamos a nuestro balcón al mar),
los cafés después de comer,
recordar los amores de veranos pasados,
cantar a pleno pulmón y bailar los éxitos de hace 15 años.
contar nuestras historias del otoño, invierno y primavera,
reunirnos en el séptimo cielo (como bautizamos a nuestro balcón al mar),
los cafés después de comer,
recordar los amores de veranos pasados,
cantar a pleno pulmón y bailar los éxitos de hace 15 años.
Eso y ya está, no pido más,
no hace falta más,
ni barcos, ni cochazos, ni mayor lujo que la amistad.
Sólo quiero ese recipiente que me permita guardar
cada rayo de sol, cada gota del mar,
cada risa, cada momento vivido bajo la sombrilla,
nada más.
Y si el invierno se porta bien,
pronto, volveremos a escuchar el rompeolas en la orilla,
a sentir la humedad de la noche,
a disfrutar de una cerveza o una copa al mediodía o al atardecer,
a contemplar la lluvia de estrellas de agosto y pedir deseos...
Ahí va el mío:
Deseo que el verano que viene todo siga igual. (pero sin COVID, por favor).
RJP
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