viernes, 18 de junio de 2021

A 358 kms

Qué bonito fue encontrarte y saber que eres y estás. Hay pocas personas capaces de abrazarte entre palabras, como tú, de sacarte una sonrisa y desanudarte la tristeza que oprime el alma sin tener por qué. No sé cómo, pero me conoces bien, y eso me asusta, lo reconozco, aunque sé que puedo estar tranquila.

Mujer, con todas las letras, de sonrisa limpia, de ojos verdes enormes (a ver si me los prestas), hermosa en todos los sentidos, incluido el del humor, y, lo mejor, de corazón bueno, noble y sereno.

Prometo que sólo te he mentido una vez, pero mereció la pena, y volvería a hacerlo. Nunca olvidaré tu cara de ‘No me lo puedo creer, ¡estás aquí!’ y abrazarte, y yo nerviosa, sin saber qué decir.

Gracias por abrirme las puertas de tu vida, compartir una cena, un café, una copa… y tu tiempo, sobre todo tu tiempo, conmigo. Y perdona si en algunos momentos no estoy a la altura, tengo fallos de serie difíciles de arreglar.

Mientras no exista el teletransporte, seguiremos acortando los 358 kms con nuestras conversaciones, riendo y llorando, más lo primero que lo segundo.


                                         RJ

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