lunes, 8 de junio de 2009

Un tardío descubrimiento pero reconfortable

Este fin de semana he encontrado por mi coche una vieja cinta de cassette de Joaquín Sabina la cual he estado escuchando en los viajes que he tenido que hacer estos días, por si os lo estáis preguntando, sí, mi coche aún no conoce lo que es una radio con CD. El caso es que he estado escuchando a este cantautor una y otra vez y, como pocas veces hacemos, me he detenido a escuchar sus letras... Lo cierto es que hay pocas palabras para definir la obra de este poeta de la vida, porque es eso, un poeta, no tiene voz melódica de cantante, todo lo contrario su voz es seca y ronca a la que se le nota el paso de muchas noches (cada uno que piense lo que quiera), además, no es persona que quiera esconder su apariencia, cosa que le hace más especial, no se intenta disfrazar, está fuera de los estereotipos de hoy día.

Deteniéndome en una de sus canciones , "Y nos dieron las diez", ya sé que es muy típica y que las tiene mejores, pero, hasta ahora no he descubierto de verdad la historia que cuenta, y es que nos dejamos llevar por las melodías y no escuchamos lo que nos cuentan. A mi parecer, su voz le da un toque muy bueno por lo que las tantas versiones hechas saben a poco porque algo falta.

En fin, no me quiero detener en ninguna canción más porque entonces no acabaría, cada una tiene un punto crítico o esconde una historia, yo me pregunto, ¿cuántas de esas canciones habrán sido hechos reales?. Por si os preguntáis a qué viene este post la respuesta es muy sencilla, a todos los famosos poetas, escritores o cantantes se les homenajea una vez muertos y ¿por qué no reconocer a una leyenda aún viva?

Quizás nunca tenga la opción de decírselo cara a cara así que gracias Sabina por tu sabiduría de la vida.


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